De la fuerza de los pensamientos... Física cuántica
por Lic. Ruth Córdova Martinz
Heisenberg es uno de los “padres” de la física cuántica. Esta es una ciencia que habla de probabilidades, así como de
las probabilidades de que cada una de ellas sea escogida. No toma los fenómenos que estudia como estáticos y
predecibles, sino como probabilidades, que a su vez tienen probabilidades de ser escogidas o no. Como ninguna
otra, hace muchas preguntas y da pocas respuestas, por lo que ha revolucionado el mundo científico y racional en
los últimos años. Es un puente que une lo científico y lo espiritual, abriendo un campo donde lo comprobable y lo
impensable se unen, poniendo en duda muchos de los paradigmas que conforman la base de la cultura racional en
la que vivimos.
Heisenberg empezó su carrera con matemática y mecánica cuántica, dejándolas luego por el estudio de la física
cuántica. Las matemáticas indican previsiones de eventos y descripción numérica de hechos que son tomados como
reales. Por su lado la mecánica privilegia el uso de las cosas, para el beneficio de los hombres. Ambas ciencias toman al
mundo y su movimiento como algo ya determinado, que aunque no puede modificarse, si puede ser utilizado
y calculado. Contrario a esto, la física cuántica indica que si bien estas ciencias son exactas y pueden servir al hombre,
no son la respuesta a las preguntas que los humanos nos hacemos con frecuencia: ¿de donde venimos?, ¿qué hacemos
aquí?, ¿para qué estamos aquí?, etc. Esta nueva ciencia indica que no somos distintos del mundo que nos rodea, sino
que formamos parte de él. La mayoría de ciencias responden al cómo y no al qué, dejando estas preguntas con
respuestas que no satisfacen las grandes interrogantes humanas.
Todos los seres y cosas que existen están formados por átomos, que a su vez están formado por electrones en
continuo movimiento que desaparecen y aparecen constantemente. Entre uno y otro átomo, así como dentro
de cada uno, el espacio está conformado en su mayor parte por vacío, nada. Esto es lo que conforma la materia
que usualmente tomamos como sólida, cuando en realidad no lo es.
La física cuántica indica que la materia esta conformada por el mismo “material” que los pensamientos, es decir por
información. Así lo está todo aquello a lo que otorgamos existencia. Entonces, lo que está “allá afuera” y lo que está
en el “sujeto”, en el individuo, es lo mismo. Esta ciencia no otorga una división clara entre el interior de individuo
y el “afuera”, exponiendo que somos capaces de determinar, modificar e incluso crear nuestra propia realidad,
ya que estamos hechos de los mismo. Lo que está en nuestro interior se repite en el mundo. Según el paradigma
holográmico, hasta en la más pequeña de las partes, se refleja el todo.
Por otro lado, nuestra manera de crear la realidad, depende del estado emocional en que nos encontremos.
Mientras más repitamos un estado de ánimo determinado, nuestras conexiones neuronales lo reforzarán y nuestras
células se irán adaptado a este, haciendo que sea cada vez más difícil de modificar. Si una persona se enoja o
frustra con frecuencia durante el día, sus pensamientos y por ende sus acciones, lo llevarán a crear una realidad
que refuerce su estado emocional.
Esta “nueva ciencia” parece ser un puente entre lel mundo espiritual donde predomina lo abstracto y el mundo
científico, comprobable y tangible. Otorga una gran responsabilidad a las personas, ya que no somos independientes
de lo que nos sucede, sin poder influir o decidir en los eventos que determinan nuestra vida. Esta propuesta nos hace
ser los únicos responsables de nuestra existencia, teniendo la capacidad de influir directamente en lo que sucede
a nuestro a alrededor, creando nuestra vida por medio de nuestros pensamientos, actitud emocional y acciones.
Estamos siendo seres en constante cambio y evolución, por lo que un determinado entorno o estado emocional no
nos define, solamente crea el presente que elijo vivir entre una infinita gama de posibilidades
Paulo Cohelo dice que en este mundo hay dos tipos de personas, los que construyen y los que siembran.
Los que construyen quedaran eventualmente confinados en sus propias paredes, mientras que los que siembran
podrán ver siempre como crecen sus plantas y como cambian según las estaciones.
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